Pertenezco a la primera hornada de clientes de Netflix en España. Me suscribí en cuanto activaron el servicio.
Y ahora me he dado de baja. Me rindo por la tal “fatiga de decisión”. Tanto que ver, tanto donde elegir, que llevaba meses sin ver nada.
Después de años pagando mis cuotas, me sorprendió lo fácil que es irse. Un clic y estás fuera. Parece que no les preocupa lo más mínimo perder un cliente.
Y también he tirado la toalla con El país decidí darme de baja de sus newsletters, pero... "te sorprenderá lo que pasó a continuación".
Ni rastro de ningún botón de baja. En su lugar, un proceso diseñado para disuadirme:
introduce tu contraseña…
no reconocemos la contraseña…
inténtalo más tarde…
envíanos un correo con la palabra “baja”…
¿¡Es posible que sean tan torpes!?
Su estrategia es tan estúpida como lo sería para El Corte Inglés cerrar las puertas contigo dentro con la esperanza de que, al no poder salir a la calle, te pongas a comprar calcetines.
A nadie le gusta sentirse encerrado. Los humanos tenemos aversión a las decisiones irreversibles. Nos gusta tener todas las opciones a nuestro alcance en todo momento.
Moraleja de dos formas de hacer las cosas:
Netflix confía en su producto. Su oferta es tan buena que saben que volveré pronto.
El país sabe que ofrece un producto regulero. Sabe que tengo mejores opciones en las que invertir mi atención.
Y el consumidor huele el miedo de una empresa mejor que los perros de la poli.
Te confieso algo.
Dudé si enviarte la primera recomendación de hoy. No sabía si era ético. Ni siquiera tengo claro que sea legal.
12ft.io/ salta el muro de pago de casi cualquier web. Pones la url y lees gratis. Por ejemplo, los artículos de El país, que, de todos modos, pagas por otro lado.
Y aquí acaba este Trapiche. Te espero en el estreno de ¡”El trapiche XV”!
Por cierto, no soy El país. Si quieres darte de baja, tienes el link aquí abajo. 👇🏻
Si tienes problemas, escríbeme a hola@luismiles.com.
Si no los tienes, escríbeme también.
Trapicheo de ideas para una TV más sabrosa.
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